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Acorde con la reconversión de las naves y espacios en las que están ubicadas en el distrito barcelonés del 22@, las galerías de arte también se transforman y están dando paso a centros de promoción artística que compaginan exposiciones y actuaciones con otros negocios relacionados con el arte.
Este es el caso de The Private Space Gallery (TPSG), una nueva plataforma de difusión del arte y el diseño contemporáneo, abierta hace poco más de dos años, en plena crisis económica, en una antigua fábrica de harina de la calle Roc Boronat con la idea de ayudar a jóvenes artistas y creadores a desarrollar su obra y abrirse al mercado.
«Creas, imprimes, expones, vendes» es el lema que se puede leer en la puerta de la galería y que resume la filosofía del centro y el recorrido en el que los gestores del espacio acompañarán al creador, ha explicado a Efe Silvia Giorgetti, responsable de exhibiciones y proyectos culturales de TPSG.


Giorgetti indica que The Private Space no es «una galería tradicional, de las que viven sólo de la venta de las obras de arte», ya que «el pilar económico fundamental de TPSG es la imprenta», una moderna Kodak Nexpress 2500 con tecnología digital de última generación.
«Gracias a todos los trabajos comerciales que entran en la imprenta, de editoriales, de estudios de diseño, de los mismos artistas o de cualquier empresa que quiera imprimir un material, podemos hacer que exista la galería y promocionar el trabajo de los artistas», detalla Silvia Giorgetti.
The Private Space actúa también como editorial y publica sus propios libros «si se nos presenta un proyecto y vemos que responde a nuestra línea» de apoyo a artistas emergentes, comenta Giorgetti.
Este ha sido el caso de Diego Mallo, un artista multidisciplinar que participó en un cortometraje de animación nominado en 2008 en los Premios Goya y a quien TPSG organizó una exposición y editó un libro con algunos de sus dibujos.
Silvia Giorgetti precisa que con las nuevas tecnologías y el sistema de «impresión por demanda» es más fácil reproducir el trabajo de artistas o fotógrafos porque «con la misma calidad del offset podemos imprimir pequeñas cantidades de libros o portafolios», con los que los creadores pueden mostrar sus trabajos a editores o centros que puedan promocionarlos.
Giorgetti comenta que escogieron el Poblenou y la zona del 22@ para establecer la empresa «porque nuestra imprenta trabaja con una tecnología de ultimísima generación» y también porque «se está creando una red entre todos los espacios de creación del barrio» que aporta sinergías a su actividad.
En este sentido, señala que hay estudios de diseño que «son nuestros clientes o socios en algunos proyectos artísticos, como en la edición y maquetación de libros, y también estamos relacionados con las escuelas de diseño, cuyos alumnos a menudo visitan el espacio para conocer el sistema de la impresión por demanda».
Otro espacio artístico del 22@ que combina la tradicional labor expositiva con otras actividades y negocios es Niu, en la calle Almogàvers, que funciona a la vez como «galería de arte gráfico, sonoro y visual», «centro de creación y producción», «espacio de formación y ensayo» y «agencia de artistas».
Sergi Bueno, fundador de Niu, que estos días celebra su quinto aniversario, ha dicho a Efe que «sólo con la venta de obra no sobreviviríamos, porque tocamos gente muy joven que no exponen en grandes circuitos», aunque «tenemos ejemplos de artistas que al principio exponían aquí y ahora está en circuitos profesionales».
Entre ellos, cita el caso de la artista visual Alba G. Corral, que desarrolla programación en vídeo y arte digital en tiempo real para eventos y conciertos, que pasó por Niu y «ahora la ves en todas partes».
Para ayudar en los gastos de la galería, Niu tiene una parte del espacio alquilada a una decena de creadores, sobre todo relacionados con «el vídeo, el audio, la ilustración, el diseño gráfico o la música experimental, gente de mesa, ordenador y estantería».
Sergi Bueno abrió Niu en Poblenou porque su familia es originaria del barrio y «quería hacerlo aquí por una cuestión de nacimiento, con 22@ o sin 22@, con tecnología o sin tecnología», aunque reconoce que «el entorno también acompaña».
Bueno entiende que «está bien» tener cerca a centros de comunicación audiovisual, así como empresas de base tecnológica y decenas de pequeños estudios de arquitectos o de productores de audio o vídeo con los que establecer vínculos», y dice que en otro barrio de Barcelona no habría una concentración igual.
Entre los «peros» que pone a la evolución del barrio es que la progresiva transformación del distrito «ha expulsado a mucha gente que se dedicaba a las bellas artes de forma más tradicional, pues encontraba espacios supereconómicos, prácticamente a coste cero».
«Claro que quizás aquello tampoco era sostenible y se sabía que eso terminaría, pero todo ha sido muy radical», estima Bueno, quien piensa que quizás en su día no se reconocía el trabajo de los artistas en el barrio, una tendencia que cree que está cambiando. EFE